RELATOS


LA SERPIENTE
Y
LA LUCIÉRNAGA


Cuenta una fábula que en cierta ocasión una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.

La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas?

No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente.

Entonces dime:
¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
¡No!, contestó la serpiente.

¿Yo te hice algún mal?
¡No!, volvió a responder su cazadora.

Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la serpiente.

Nunca permitas que tu luz se apague...




¿SABES CÚAL ES TU RAMA?

Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.  

Pasando unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabia que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó.

Encargo entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aun continuaba inmóvil.

Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.

El rey le dijo a su corte, traedme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino.

El rey le pregunto; - ¿Tu hiciste volar al halcón? ¿Como lo hiciste? ¿Eres mago? -

Intimidado el campesino le dijo al rey: - Fue fácil mi rey, solo corte la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenia alas y se lanzó a volar.




GRIETAS DEL ALMA

Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de que las grietas den vida a frutos inesperados.

 

 Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenia la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguatero diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."

El aguatero apesadumbrado, le dijo compasivamente: "Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino." Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, solo quedaba dentro de si la mitad del agua que debía llevar. El aguatero le dijo entonces "¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el camino de este hermoso jardín. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."




EL ÁRBOL QUE NO SABÍA QUIEN ERA


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales. Todo era alegría en el jardín; y todos ellos estaban muy satisfechos y felices. Excepto por un solo árbol, profundamente triste. El pobre tenía un problema: no daba frutos. "No sé quién soy," se lamentaba.
- Lo que te falta es concentración,- le decía el manzano,- si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es?
- No lo escuches,- exigía el rosal.- Es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son?
Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: -No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir. "No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo como eres. Y para lograr esto, escucha tu voz interior."
Y dicho esto, el búho se fue. "¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? “Se preguntaba el árbol desesperado. Y se puso a meditar esos conceptos.
Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior diciéndole: "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quién eres. ¡Sé lo que eres!
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz, cada quien celebrándose a sí mismo.


EL PODER DE LAS PALABRAS

 

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.  Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por  muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.

Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: “¿No escuchaste lo que te decíamos?". La rana les explicó que era sorda.

Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.

A veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien...Más aún es difícil comprender que no decir una palabra de ánimo puede causar tanto mal. No nos quedemos callados.


EL ROMPECABEZAS

Un científico vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar medios de disminuirlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el hijo fuese a jugar en otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, el padre procuró algo que pudiese ser ofrecido al hijo con el objetivo de distraer su atención.

De repente tomó un mapa del mundo de una revista, y con una tijera, recortó el mapa en muchos pedazos y, junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entregó al hijo diciendo: - ¿A ti te gustan los rompecabezas?. Entonces voy a darte el mundo para arreglar. Aquí esta el mundo todo roto. ¡Mira si puedes arreglarlo bien!. Hazlo todo solo.
Calculó que al niño le llevaría días para recomponer el mapa. Algunas horas, después, oyó la voz del hijo que le llamaba calmamente: - Padre, padre, ya he hecho todo. ¡Conseguí terminar todo! Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo. Sería imposible en su edad haber conseguido recomponer un mapa que jamás había visto.
Entonces, el científico levantó los ojos de sus anotaciones, seguro de que vería un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en los debidos sitios. ¿Cómo sería posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? - Tú no sabías como era el mundo, hijo mío, cómo lo conseguiste? - Padre, yo no sabía como era el mundo, pero cuando tú quitaste el papel de la revista para recortar, yo vi que del otro lado había la figura de un hombre. Cuando tú me diste el mundo para arreglar, yo intenté pero no lo conseguí. Fue entonces que me acorde del hombre, di la vuelta a los recortes y empecé a arreglar al hombre que yo sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di la vuelta a la hoja y encontré que había arreglado el Mundo.

Ciertas veces los problemas nos abruman, no sabemos como reaccionar ante situaciones que parecen irresolubles, ante imprevistos que a simple vista nos será muy difícil conjurar y nos rendimos tal vez sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo.
Tal vez la solución esta tan cerca que nos parece tan lejana, tal vez con solamente dar vuelta la pagina, podamos resolver complicaciones que parecen no tener respuesta.

 

LA PINTURA DE LA PAZ  PERFECTA
                                                                                                                                                                


 

 

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta...

Muchos artistas intentaron.
El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubieron dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas.
Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.

Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, vio tras la ascada, a un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido...
Paz perfecta...

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?
El Rey escogió la segunda.
¿Sabes por qué?

"Porque," explicaba el Rey, "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz."

 

 
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